Inquietante, sí, muy inquietante, cada vez que me acerco a ti, percibo una inquietante brisa que se vierte, acompasadamente, entre los huecos de las horas, como ritmo amable y fugaz, pleno y exterminador del ansia de huir.
¿Hacia dónde ir, si la libertad me encadena a ti?
Amor de vuelos atómicos, vertidos sobre el blanco displicente de una página. Inquietante, tan inquietante como la vida. Escribir también es un despertar.
*Fotografía; Carmen Salamanca
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