martes, 2 de diciembre de 2008

OBESIDAD. Obesidad infantil.

La obesidad es, hoy en día, uno de los problemas de salud pública más alarmantes, no sólo por las nefastas consecuencias para aquellos sujetos que la padecen y, sino también, porque acarrea un importante gasto sanitario debido a las enfermedades con las que se asocia.
Es decir, que es un problema que nos incumbe a todos directa o indirectamente. Resulta alarmante que los expertos consideren que la obesidad es en el mundo desarrollado, en pleno siglo XXI, una de las mayores epidemias que han sucedido a lo largo de nuestra historia y sus orígenes se encuentran en los cambios que se han ido produciendo paulatinamente en nuestros modos de vida. Nos hemos vuelto sedentarios, con lo que el gasto calórico se ha reducido ha límites increíbles. Es decir, el hombre gasta hoy mucha menos energía de la que consume.
Dato ante el cual podríamos decir ¿pero no todo el mundo padece obesidad?
Claro que no, pero de alguna manera todos contribuimos a la obesidad, ya que somos cómplices, en muchas ocasiones. Por ejemplo; con el tema de la obesidad infantil, ¿Cuántas veces hemos visto a una madre o a un familiar darle una golosina a un niño para que se calle? ¿O cuántas veces hemos oído la frase: cómetelo todo?
Más allá de que sea el niño el que decide comérselo todo, ya que nadie puede obligar a nadie a nada, sí hay que reconocer que los niños y todos en general, aprendemos de lo que vemos, es como cuando un niño hace algo mal y le pegamos, deberíamos tener cuidado, porque el ser humano goza con todo, y al final conseguimos, que ese niño haga mal las cosas para recibir su castigo, deseado a su vez.
El obeso, sin duda, goza de la comida, entonces sabiendo que en el ser humano todo se aprende, igual que aprendió a gozar de la comida, tiene que aprender a gozar de otras cosas, puede seguir gozando de la comida pero de otra manera, con límite, con ley. En el obeso hay una cosa de querer todo para él, por eso se lo come, porque lo ama, lo incorpora dentro de sí, pero las consecuencias son mortales, en muchos casos.
En el caso de la obesidad infantil el hincapié hay que hacerlo con respecto a los padres, en primer lugar acercándoles el dato de que el 13% de la población infantil es obesa y el 12% padece sobrepeso, y que el niño "gordito" tiene muchas probabilidades de convertirse en adulto obeso, con todas las implicaciones que eso conlleva.
Quizá resulte hasta gracioso, tener un hijo gordito, pero si pensamos en su futuro se nos quita la sonrisa de la boca, además, a nivel emocional también sufre trastornos, ya que todos sabemos que ser el gordito de la clase, en ocasiones, no es lo que mejor se lleva.
En segundo lugar, resaltar que tanto los padres como los cuidadores en general deberían entender que no es necesario terminar hasta la última gota de leche en la lactancia y que debe evitarse ofrecer alimentos a los niños sólo para distraerlos o tenerlos ocupados. Los niños son niños, hay que dejarles hablar, jugar, quizá es el afán posesivo de muchos padres, lo que determina que el niño se mantenga a su lado todo el tiempo, comiendo y sin hacer nada, en vez de hacer cosas de niños.
La obesidad es un problema que nos incumbe a todos y que está siendo actualidad últimamente, tanto la obesidad como la anorexia son dos patología que afectan a gran parte de la población, haciendo de ellas temas ante los cuales no podemos pasar indiferentes.


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